domingo, 24 de abril de 2016

EL MONSTRUO DE COLORES (inteligencia emocional)




Durante este curso hemos trabajado en educación infantil, la inteligencia emocional. Pensamos que es indispensable para un correcto desarrollo integral enseñar en la escuela desde las primeras edades, la importancia de la empatía, de la escucha activa, el respeto, la ayuda desinteresada, la colaboración, los valores de equipo... competencias que han ido perdiendo valor en nuestra sociedad, cada vez más impersonal e individualista y que son imprescindibles para el bienestar personal y social.





Comenzamos con un cuento maravilloso titulado el monstruo de colores. Esta historia nos permite identificar los distintos estados de ánimo a través de los colores. El azul simboliza la tristeza, el amarillo la felicidad, el negro el miedo, el rojo el enfado, el verde calma y el rosa el enamoramiento. Primero leímos el cuento analizando cada estado de ánimo y partiendo siempre de sus propias experiencias pudimos comprender e identificar las distintas sensaciones que nos provocaban determinadas situaciones.

Después de leer y trabajar en profundidad el cuento. Apareció en clase el verdadero monstruo de colores, una marioneta muy simpática que nos visitaba dos veces en semana. Hecho un lío nos contaba porqué motivo venía rojo (enfadado), azul (triste), negro (miedo) y entre todos aportábamos diferentes soluciones para conseguir hacerle sentir mejor. Y casi siempre lo conseguíamos.




Una vez que conseguíamos identificar su emoción y hacerle sentir mejor aportando soluciones, le despojábamos de su sensación y la metíamos en su bote correspondiente, con el fin de comprender y ordenar su mundo interior y el nuestro.
Con esta actividad dramatizada desarrollamos la empatía y la identificación de los estados de ánimo.

Tutu ayudando a Yellow (así se llama nuestro monstruo)

Isabel ordenando la alegría.
Álex ordenando la rabia.


Daniel el miedo.

Saraí la tristeza

Elena aliviando al pobre monstruo, que está hecho un lío.
Posteriormente, repetimos la misma actividad con nuestras propias experiencias. Contábamos a los compañeros de qué color estábamos ese día y el motivo de porqué nos sentíamos así. El resultado fue sorprendente, todos escuchábamos atentamente a los compis, nos poníamos en su lugar y por último intentábamos ayudar con nuestros consejos.
Daniel guarda el enfado en su bote correspondiente.

Dani sentía miedo porque la noche anterior había tenido pesadillas.
Marcos está guardando la rabia para que vuelva la calma.

Martín se sentía feliz porque nos íbamos de excursión al día siguiente.
Arián está guardando el miedo para que el monstruo se sienta mejor.

Saraí estaba en calma y tranquila
Rabia está ordenando la emoción de felicidad en su tarro correspondiente

Isabel estaba muy enfadada porque un amigo le había quitado el sitio.
Martín intenta ayudar al pobre monstruo de colores que hoy se ha levantado liado.

Daniela estaba triste porque echaba de menos a su mamá.



Ahora todos los días en la asamblea contamos voluntariamente cómo nos sentimos y colocamos nuestra emoción en el color que corresponda.





Poco a poco conseguimos superar miedos...




 Y ser cada día un poquito mejor persona y compañero... Logramos hacer equipo.









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